Llevo como cinco días, tres horas, doce minutos y treinta y ocho segundos
tratando de escribir un texto que merezca la pena leer. Digo, después de todo
decidí abrir un blog en donde la idea principal es contagiar cosas bonitas con
las que te identifiques, y sobre todo que te sirvan. En especial si eres una de
esas personas que se levanta, trabaja, hace deporte, cena con amigos, revisa Facebook,
juega Candy Crush, ve una serie, visita a su pareja y duerme. Ahí si es
importante esforzarme porque quiere decir que vas a dedicar unos minutos a leer
algo que no sabes si será bueno, pero ¿Sabes qué? Eso no va a pasar.
Últimamente me he dado cuenta la cantidad de energía y tiempo que pasamos
complaciendo a otros. Ojo, no es el caso de todos, pero si de una gran mayoría.
Todo, absolutamente todo se basa en eso, y no me voy a poner a citar casos en
específico porque sabes exactamente de qué hablo.
Un día me levanté y dije, a la mierda, estoy harta de entrar en crisis
constantes porque se supone que debería de saber qué hacer con mi vida, tener
un trabajo estable y que tenga que ver con mi carrera, ahorrar para mi vejez,
tener un novio de muchos años que tal vez no me ame pero que se quiera casar
conmigo y entrar al mundo adulto antes de que me clasifiquen como una hippie
que perdió el rumbo.
Vivimos para eso, parece que nuestra vida fuera una lista en la que tienes
que ir tachando cosas que hacer en determinada edad. Es como si dijeras:
"Listo, tengo veinticinco, ya terminé mi carrera ¿Qué sigue? Esteee... Encontrar un
trabajo aunque no me guste. Listo, lo encontré. Estudiar una maestría porque
entre más títulos tengas mejor. Listo. Feliz cumpleaños número treinta. No
estoy casada, algo debo de estar haciendo mal. Ok, encontrar novio. Listo, lo
tacho".
Es muy raro, es como que todos vamos
caminando por el mismo sendero que ni siquiera sabemos si nos llevará a un
lugar que nos guste, sin embargo vamos dando pasos, obedeciendo e inmersos en
una ceguera socialmente aceptada. Listo, puedes hacer cara de WTF, yo también
la haría. Una ceguera socialmente aceptada ¿Te das cuenta hacía dónde vamos?
Vamos caminando sin chistar, hacia ese lugar donde te dicen que tienes que ir ¡Pega
la vuelta! Mira para atrás; En el camino dejaste a un niño que soñaba con ser súper
héroe, astronauta, sirena, hada. En el camino dejaste la guitarra porque te
dijeron que te tenías que poner traje. Dejaste el porro porque te dijeron que
la marihuana es el enemigo. Dejaste los sueños, porque te dijeron que los
adultos ya no pueden soñar. Tiraste a la basura el mapa de los lugares que
querías visitar porque te dijeron que después de los veintisiete uno tiene que estar
estable. Guardaste esos jeans que tanto te gustan porque te dijeron que te
hacían ver gorda. Escondiste esa mirada porque te da miedo que descubran que en
realidad no te gusta lo que estás viendo y viviendo, pero que sigues caminando
porque es lo que toca hacer. Guardaste la valentía y la convertiste en miedo.
Cambiaste juegos por seriedad de oficina. Se nos olvido ser y empezamos a
actuar.
Es muy fuerte darse cuenta que si no hacemos algo por nosotros mismos,
nuestra vida se va a resumir fácilmente y sin colores. Ojo, no juzgo ese estilo
de vida, hay mucha gente que está hecha para eso o se convirtió en eso por el entorno en el que creció. Hablo de mí y le hablo a
quién se sienta así. Pero a mí me pasa, que veo en la calle gente que va
caminando vacía, sin ganas, sin sueños, sin vida. Gente que perdió su rumbo. Gente llena de miedos, de rencores, de pasado. Y me
asusta mucho pensar que si no hago algo por mí, voy a seguir ese camino sin ni
siquiera darme cuenta, porque al final es una corriente que te va llevando y
cuando reaccionas ya avanzaste tanto que te cuesta volver atrás.
No hablo de vivir la vida como si el mundo se fuera a terminar. Hablo de
estar presentes, de estar para ti, de ser tú, de quitarte el disfraz. De ser
autentico, con todo y todo. Vas a ver que si tratas, empiezas a sentirte más
ligero. Hablo de soltar, de sanar, de fluir, de dejar que la vida te sorprenda.
Parece como si todo el tiempo nos estuviéramos auto complicando la
existencia. Nos metemos en dramas tan innecesarios que no nos damos cuenta que
la vida es mucho más simple de lo que parece, que estás aquí para aprender y
sobre todo, que estás aquí para ser quien tú quieras ser. Y ahí se te abre un
mundo de posibilidades tan bello que te da la oportunidad de reinventarte
cuantas veces sea necesario, y eso, es una maravilla.
Muchos me llaman soñadora, yo me siento orgullosa de serlo, al final me ha
permitido cumplir todos y cada uno de mis sueños. Y puede ser cursi, pero es
real, es tan simple como volver a conectar directamente contigo, con lo más
profundo de tu ser y empezar a creer en ti para poder crear. Pero sobre todo es
tan simple como estar presente, porque vuelvo a repetir, es muy fácil caer en
el “modus vivendi” en el que se supone que deberíamos de estar, así que:
Despierta. No te distraigas de lo realmente importante, Tú. No decaigas si la
gente te dice que es imposible. No escuches a los que dejaron de
intentarlo.
De una vez te advierto que salirse del molde duele, cuesta y se requiere de
mucha fuerza de voluntad. Pero, dale, hazlo por ti y por los que vienen. Vamos,
transforma tu realidad. Va a ser un honor para todos los que te rodean
presenciar cómo saliste de ese cascarón. Comienza a brillar, a soñar y a ser
tú. Seguramente en el camino te sentirás perdido, pero hay que perderse para
econtrarse.
No pienses. Fluye.
No juzgues. Mira.
No hables. Escucha.
No te preocupes. Ocúpate.
No vuelvas atrás. Vive el presente.
No tengas miedos, lo peor que puede pasar es que vuelvas a empezar.
Y si alguna de estas palabras te hizo ruido, bueno contágialas atreviéndote.
Gracias Maca, por atreverte a decir cosas que muchos no nos atrevemos, por tomar el riesgo de hacer la diferencia entre muchos que siguen un sistema, una regla!
ResponderEliminarSiempre te leo, gracias a ti afianzo mas lo que quiero para mi vida, lo que pienso de mi, de mi entorno, tienes mucho que inspirar!
Buena vida muchacha!!! :D