sábado, 10 de mayo de 2014

Soy una hija de mi madre.


¿Cómo que la ropa no se lava sola? y los calcetines ¿No se doblan por arte de magia?, y qué onda con el refri ¿No se llena solo? ¿La regadera se tiene que lavar? 
Señor, me explica la diferencia entre cilantro y perejil. 
Deme un kilo de jamón de pavo o de lo que sea. Deme el más barato. 
Quiero hacer carne con verduras, me puede explicar qué carne tengo que comprar. Da igual, deme carne, la que sea y la que no tenga piel o cosas raras.
La ropa en la lavadora ¿Se tiene que separar por colores? Pero ¿Rosa obscuro y negro se mezclan? 
¿Venden toallitas de esas que hacen que la ropa huela a amor de mamá?
Y quién me puede explicar ¿Cómo hago para que mis compras me duren quince días? 
¿Enserio el papel de baño no forma parte de la decoración? Ósea que ¿TENGO QUE COMPRARLO?
Y si me enfermo ¿No hay una aplicación que me haga un caldito de pollo? ¿Enserio me tengo que parar convaleciente de la cama y cocinarme algo?
¡MAMÁÁÁÁ!

Vivir solo es complicado. Vivir solo y en otro país es más complicado aún. 
Cuando vas al súper te pones más nervioso que en un examen final de matemáticas. No sabes qué comprar, ni cómo ni para qué. Así que reduces tu alimentación a pastas, arroz y cosas congeladas.

Aprendes que si no cambias las sabanas semanalmente, huelen feo. Que la ropa la tienes que lavar constantemente. Y que cuando no la pones a secar la invade un olor a humedad con la que tu madre te amenazaba de pequeño:
- Ayúdame a colgar la ropa. 
- Luego, mamá, que estoy ocupada.
- Cuélgala o si no va a oler feo.
- Ay, claro que no.
- Que la cuelgues, dije. Algún día me lo vas a agradecer.

¡Cómo la extraño! Extraño sus regaños, su orden, sus manías. Extraño sus mimos, sus besitos, su alegría. Extraño nuestras pláticas en la cocina, en donde resolvíamos el mundo con tres cafés y muchos cigarros. Extraño hacerla enojar y luego tomarla de las manos, bailar y hacerla reír.

Mamá decía. "Siempre sueña en grande, recuerda que basta que quieras algo para que todo el universo conspire contigo". Me enseñó que si quieres algo tienes que hacer todo lo que esté en tus manos para convertirlo en realidad y que sólo pierde el que deja de intentarlo. Me enseñó, que hay que ser valiente y mostrarse así, aunque sientas que no puedes más, que el mundo está lleno de envidia y si ven que dudas te comen viva. Me enseñó que siempre hay que amar a todo lo que te rodea, que al final lo que das es lo que recibes. Me enseñó el valor del trabajo y la gracia de volver a empezar. Ella decía, "no me interesa agradarle a todo el mundo, lo más importante es agradarme a mí misma, voy a vivir conmigo siempre, no estoy para caerme mal". Mamá me enseñó que el mundo en el que vivimos está al revés y que para encontrarle sentido primero hay que encontrarse con uno mismo. Mamá me enseñó que salir de la zona de confort, sobre todo la del corazón, cuesta, pero que el dolor vale la pena. Me enseñó que un "Sana, sana, colita de rana" tiene más fuerza que cualquier medicina. Me enseñó que la ruta se hace más ligera si aprendes a cantar en el camino, sobre todo si es Laura Pausini. Mamá curó mil veces mi corazón y arregló mi mundo en minutos. 
Mamá me enseñó la importancia de ser yo y hoy agradezco que me enseñara a ser un poco como ella, una hija de mi madre.  

Dicen que elegimos a nuestros padres antes de nacer, yo a ella la elegiría mil veces. Porque no hay poder humano que me calme tanto como sus besos. Ni hay magia posible que arregle mi mundo como sus abrazos. 

Te amo, ma. Por siempre y para siempre. Ser madre no es fácil y mucho menos lo es teniendo unos hijos tan libres. Quedo infinitamente agradecida y en deuda contigo por todo lo que haces por mí. Eres y serás mi amor eterno, aunque estemos cerca o aunque estemos lejos.

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