domingo, 20 de abril de 2014

Ando sin tacón.




Mi nombre es Mari Carmen. Son dos nombres; No soy ni María, ni María del Carmen, soy Mari Carmen. Mi mamá dice que el del registro civil se equivocó y que yo iba a ser una María del Carmen. Sin embargo, me quedé con este nombre. Largo y repetido; Ella también se llama así. La verdad es que nunca me ha gustado, por eso me dicen Maca, Maquita, Maquis. Cosa que a mi familia no le gusta; Dicen que si me pusieron un nombre tan largo es para que me digan así y no utilicen diminutivos. A mí me da lo mismo.

Me da lo mismo, como me da lo mismo desayunar. Mi desayuno siempre es un café y un cigarro, después de tres horas puedo comer algo más sólido. También dos o tres días al mes, me da lo mismo el mundo y me encierro en una cálida melancolía en donde sólo hay espacio para mí y para profundizar en procesos existencialistas. 

Tengo manías raras. Hablo dormida, sueño despierta. No puedo dormir si la puerta del armario está abierta o mi cuarto está desordenado. A veces me da miedo que haya alguien debajo de mi cama y me asomo antes de acostarme. Siento cuando hay una mala energía en una casa y me mareo. Cuando me lavo los dientes se me quita el sueño. Fumo mucho. Me gusta mezclar dulce y salado. Medito para dormir profundo, generalmente con alguna meditación de internet. Tardo veinte minutos en bañarme y cuarenta en estar lista. Me baño con agua muy caliente. En la ducha saco grandes conclusiones de vida y resuelvo grandes enigmas. Me sonrojo muy fácil. Cuando se me mete algo en la cabeza hago todo en un segundo para materializarlo. Tomo decisiones sin pensar mucho, otras veces soy muy indecisa. A veces soy la mujer más bella y segura, otras veces amanezco gris, totalmente gris, y me pongo a escuchar o leer cosas que me motiven, porque pasa que no me gusta ser gris pero parece que lo disfruto también, porque amanecer de ese color me lleva a conocer un lado interesante de mí.

Lloro con facilidad. A veces juego a pensar que en otra vida fui María Magdalena.
Me encanta bañarme. Y siempre he dicho que alguna vez fui sirena. Soy agua y apuesto todo a que de verdad en el mar la vida es más sabrosa. Así que algún día viviré ahí, con una vida simple y un hostal bonito. 

Soy simple. Me conformo con poco. Pero constantemente busco algo. Una paz, una tranquilidad, una sonrisa, una mirada cómplice. Busco armonía y no me gustan los conflictos. Por eso prefiero sonreír que pelear. Por eso prefiero dar un beso que seguir discutiendo por afanes del ego. Por eso me alejo de vez en cuando porque este mundo es muy así y me cansa. 

Me adapto fácilmente al fluir de la vida. Acepto procesos dolorosos y me repongo rápidamente. Algunos dicen que niego las cosas, otros me admiran por esto, yo creo que es más simple de lo que creen.

Me distraigo fácilmente pero también puedo hacer muchas cosas a la vez. Me enamoro rápido pero me desenamoro con la misma facilidad. Puedo pasar de un estado de ánimo a otro en un segundo.

Confío mucho en la gente, siempre he dicho que ese es mi don. Veo a la gente como es y siempre pongo como prioridad su lado más bonito, lo que me lleva a ser empática y tener amistades de todo tipo. 

Soy transparente. Y si pones atención y me miras a los ojos puedes saber exactamente cómo me siento. Soy rebelde en mis acciones, caprichosa con mis amores y pasional por elección. 

Escribo porque a veces soy un mar agitado que necesita llevar la fuerza de sus olas a otro lado. Escribo porque necesito levantar la voz, y sobre todo escribo porque así me veo de frente.

Soy alta, mido 1,87. Los jeans siempre me quedan cortos, los zapatos chicos y los hombres bajitos. Nunca quise jugar básquet. Intenté ser modelo. Parece que cuando eres alta esas son las opciones más viables para ti: Deportes para altos o modelaje. Me gusta mi altura, siempre ha sido un cumplido de los demás hacia mí, sin embargo me encorvo con facilidad y me duele la espalda. Cuando me doy cuenta lo corrijo y tengo un equipo de amigos que se encargan de recordarme mi mala postura. 

Iba a tener un cuate; Murió en la panza de mi mamá y quedé sólo yo. A mi hermano y a mí nos gusta pensar que él está hecho de los restos de mi cuate y que por eso somos tan parecidos. Es mi mejor amigo.  

El viajar para mi debería de ser un estilo de vida. Para mí los viajes son un hermoso modo de conocerte. Lo he hecho desde que tengo un año y creo que lo seguiré haciendo siempre. Tal vez me establezca en esa playa en algún momento. Tal vez habrá algún compañero de vida que decida tomarme así tal cual y motivarme para nunca dejar de hacerlo.

Soy una amiga diferente; Estoy rodeada de mucha gente pero tengo pocos amigos de verdad. Soy muy mía, así que ir por un café o vernos cuatro veces por semana ya es demasiado para mí. Pese a todo siempre voy a estar ahí. 

Mi misión en esta vida es aprender. En este momento estoy haciendo una maestría en mí, y me encanta. Me apasiona analizar los vaivenes de la vida misma y me encanta pensar que todos estamos aquí por algo y para algo.

Soy Licenciada en psicología, tengo un diplomado en Tanatología e infinidad de cursos de corte holístico. Soy espiritual y creo en casi todas esas cosas mágicas que nos cuentan los chamanes.

En mi vida he tenido grandes amores. Dos de ellos me marcaron de más. Con uno sigue habiendo un hermoso lazo. El otro sigue siendo un dolor en el ego. El tercero no ha llegado, pero espero que sea el vencido. Creo en un amor grande, sublime y sin fronteras. También creo que la soledad es sagrada pero que el camino se recorre mejor en pareja. 

A veces me aburre la forma en la que vivimos la vida, y me asusta pensar que me quedan como cincuenta años de esto. Me da una especie de pánico escénico y sueño con que vengan unos extraterrestres y me lleven a un planeta más divertido. Luego sucede algo increíble y se me pasa. 

No tengo idea de qué hacer con mi vida. A veces quiero ser una cosa, al día siguiente otra. Así que por salud mental decidí dejar de presionarme y comenzar a disfrutar el camino tal cual. Me gusta salirme del molde y palpar esa libertad de reinventarme todos los días. 

Tengo veintisiete años, a veces me siento de diecisiete y otras veces de treinta y siete. Vivo en Buenos Aires desde hace casi dos años. No vine a estudiar, no vine detrás de un hombre, no vine porque la situación en mi país está complicada, ni mucho menos vine con un plan. Vine porque sí.  

Mi sueño es recorrer Latino América de punta a punta. Me veo brindando después de un largo viaje en alguna playa mexicana. Llevo tres meses ahorrando para eso.  

Mi familia dice que "el tren no pasa dos veces". Quizás tengan razón. Sin embargo sigo aferrada a la idea de vivir esta vida como me plazca y no como dicen que debería: Con un gran trabajo, mucho dinero, un marido inteligente, tres hijos, un perro, una casa. Así que es común que haga las cosas al revés. Me asusta la rutina, y me niego a vivir una vida aburrida. 

Frecuentemente entro en dilemas existencialistas. Sobre el mundo, sobre mí. Así que constantemente estoy en observación corrigiendo lo que más pueda para ser una mejor persona. Creo con firmeza que hay que caminar con amor, para que los que pisen el suelo después de ti se puedan contagiar. 

No soy una mujer común, eso no me hace mejor ni peor. Soy una mujer con dudas, inseguridades, con defectos y virtudes. Soy una mujer soñadora. Soy gris, blanco, negro y de todos los colores; Puedo ser un arcoíris entero de un momento a otro. Me gusta estar siempre bonita y oler rico. Dentro de mí vive una hippie que busca una vida tranquila y alejada del mundo. Ando sin tacón, sin máscaras, y sin ganas de vivir una vida común y corriente. Cómo tú, como todos. 






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