Bebe, hasta vomitar mariposas.
Llora, hasta que hayas inundado el vacío que dejó.
Habla mierda de él, hasta que todos estén de tu lado.
Borra la idea de un final feliz.
Quema las canciones que te dedicó, el sonido de su voz, el olor de su piel, las cartas que nunca escribió.

Baila, hasta que la tristeza caiga.
Búscalo dentro de un vaso de Vodka.
Acuéstate con él.
Regálale lo que quedaba de tu amor propio.
Despierta sin dignidad.
Arrepiéntete.
Miéntete a ti misma creyendo que nunca más volverás a llamarlo.
Cubre la culpa con sexo casual.
Compara.
Arrepiéntete pero esta vez creyendo en la posibilidad de amar y ser amada.
Olvídalo hasta que la vida te lo vuelva a poner en la sopa.
Aférrate a tus ilusiones mientras el suelo que pisas se derrumba cuando lo vuelves a ver.
Autodestrúyete.
Acuéstate con él.
Acuéstate con otro.
Confirma.
Ódialo. Ámalo.
Duerme con su adiós.
Despierta sin lágrimas.
Renace.
Repite el proceso cuántas veces sea necesario hasta que tu corazón esté en paz.
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